miércoles, 7 de agosto de 2013

El análisis verbo-comportamental en detección de mentiras


En el campo de la detección de mentiras sabemos que podemos contar con tres tipos de indicadores distintos de la persona sometida a una situación de entrevista o interrogatorio: los psicofisiológicos, la comunicación verbal y el comportamiento no verbal. Dejando a un lado los indicios psicofisiológicos, donde tendríamos que hacer uso de determinadas herramientas (polígrafo, analizadores de estrés vocal, fMRI, EEG, analizadores termográficos, etc.), en muchas de las entrevistas, y desde luego en los interrogatorios, interesa lleva a cabo un análisis de la comunicación que llega a través del canal de la voz, lo que incluiría un análisis de contenidos y de la comunicación paraverbal (tono de voz, volumen, pausas, etc), y de la que llega a través del compotamiento no verbal (principalmente a través de la expresión facial y corporal). Por tanto deberíamos analizar, en lo que se ha dado a llamar entrevista cognitiva:

-          Lo qué dice el sujeto (comunicación verbal) y cómo lo dice (comunicación paraverbal o paralingüística).

 
-          Su comportamiento no verbal, prestando especial atención a aquellos gestos y movimientos que lleva a cabo durante la entrevista y valorando en qué momentos se producen en relación a la pregunta planteada, (al escucharla, mientras procesa esa información, al contestar, tras haber dado la respuesta). También son de interés los deslices emblemáticos, la aparición de manipuladores, si disminuye el número de ilustradores, etc.

 
-          La expresión de emociones a través del cuerpo y de su expresión facial, prestando especial atención a la emisión  microgestos y a las incongruencias emocionales, es decir a la expresión verbal de una emoción mostrando otra muy distinta. Por ejemplo, en el caso de afirmar un sujeto que se siente muy triste ante determinado suceso  (como la muerte de su padre) cuando su expresión es de ira, asco, etc. De esta forma cuando las incongruencias emocionales muestran emociones muy dispares, podríamos hablar de indicios de engaño. (por ejemplo que diga que se siente muy triste y muestre alegría, aunque sea de forma fugaz).

 
-          Las incongruencias verbo-corporales, es decir, cuando el sujeto presenta una comunicación verbal (contenidos de su mensaje) que se contradice con la comunicación corporal. Por ejemplo, si el sujeto responde afirmativamente de forma verbal y aparecen un desliz emblemático con un leve movimiento de cabeza que se identifica como una negación; o si responde a una pregunta de forma afirmativa pero esa respuesta es acompañada con una elevación de los hombros transmitiendo un “no lo sé”, “no tengo ni idea” o “me da igual”.

 
-          Diferencias entre el comportamiento natural de esa persona (forma habitual de comportarse, cómo habla y se expresa verbalmente en situaciones de “normalidad”, sin tensión) y el que despliega en situación de entrevista/interrogatorio. Siempre teniendo en cuenta diferentes hipótesis, ya que esas variaciones pueden ser debidas al nerviosismo, estrés que provoca la situación, etc.

 
Siempre es muy importante hacer una valoración de conjunto intentando detectar indicios de engaño y de esta forma seremos más eficaces en nuestras valoraciones, pero nunca podremos tener certeza absoluta, como tampoco tienen validez al 100% ninguna de las herramientas empleadas en la detección psicofisiológica del engaño. La conjunción de varios indicios de engaño, de varias incongruencias emocionales, de distintas incongruencias verbo-corporales y de algunos criterios del análisis de contenidos, correlacionarían en porcentajes elevados con el engaño. Esto se traduce en que ante una entrevista o interrogatorio debemos tratar de detectar si se producen emociones incongruentes, contradicciones entre lo que el sujeto dice verbalmente y los gestos que lleva a cabo, si utiliza muchos rodeos para no decir apenas nada, si da excesivos detalles hablando de cosas intranscendentes en lugar de responder de forma directa a lo que le hemos preguntado, y un largo etcétera. Si esto ocurre es muy probable  que su discurso incluya engaños, pero nunca lo podremos afirmar con total seguridad.

Para poder trabajar sistemáticamente estos indicios habría que cuantificarlos principalmente por canales expresivos: verbales, paraverbales, expresión facial, gestos, posturas, háptica y proxémica. En su día el grupo “nonverbal” diseñó una matriz de análisis de comportamiento no verbal que podría servir como base con pequeñas modificaciones, no obstante otros grupos de trabajo han confeccionado modelos similares.

Además, a esa matriz, que incluye los principales canales de comportamiento no verbal, habría que añadir un elemento más que puede resultar relevante tener en cuenta: lo que se ha dado en llamar tiempo relativo, esto es, el tiempo empleado por el sujeto en relatar cosas referentes a la pregunta que le hemos planteado, respecto a la totalidad de tiempo que emplea en su discurso.

La complejidad del tema es enorme ya que los conocimientos que tenemos sobre este campo se deben a estudios e investigaciones de diferentes ciencias como la psicología, medicina, antropología, sociología y etología. Además, la detección del engaño nunca podrá ser una ciencia o una disciplina exacta como puedan ser las matemáticas o la física, aunque intentemos acercarnos a una valoración más precisa y seudo-científica a base de herramientas y técnicas. Las relaciones humanas son enormemente complejas y su análisis tiene una carga subjetiva de valoración muy alta. Se han diseñado y se seguirán diseñando distintas herramientas (SCAN, CBCA, matrices de análisis, etc.) pero conseguir una técnica o herramienta que sirva para todas las circunstancias, que homogenice los indicios de engaño, se hace imposible de conseguir. La precisión en la detección del engaño nunca será exacta, como tampoco lo son incluso ciencias como la medicina, donde el médico en función de los indicios obtenidos en esa consulta (tos, fiebre, dolor de cabeza) se aventura a hacer un diagnóstico, pero que en ocasiones es erróneo ya que esos mismos indicios pueden aparecer en múltiples enfermedades. A veces la conjunción de distintas técnicas, incluyendo las relacionadas con la detección psicofisiológica del engaño, puede contribuir a que seamos más eficientes frente a la detección del engaño.

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