jueves, 8 de agosto de 2013

Gestos y expresiones faciales de las emociones vividas durante el 11-S

Los brutales y trágicos atentados del 11-S, en los que 19 terroristas suicidas secuestraron cuatro aviones para lanzarlos contra las Torres Gemelas del World Trade Centre, en Nueva York , así como contra el Pentágono y el Capitolio (este último estrellado en campo abierto gracias al enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el comando terrorista), en Washington, causaron la muerte de unas 3000 personas y produjeron más de 6000 heridos.

Esos 19 terroristas suicidas debían tener enturbiado el cerebro y el espíritu por las alteradas mentes de sus “maestros”. Matar a más de 3.000 inocentes no puede tener una explicación racional, escapa a la razón, a la moral, al sentido de la justicia y a la condición de seres humanos. Los motivos por los que lo hicieron, desde luego, no deben estar basados en la reflexión racional ni en el sentido ético. El fanatismo, el odio, el rencor o el adoctrinamiento religioso, podrían estar entre esos motivos; pero está claro que ese tipo de motivos atentan contra la razón, contra los principios y valores propios de la convivencia y contra la dignidad humana.

Afortunadamente, no guardamos en la memoria todo lo que sucede a nuestro alrededor. Pero, cuando la intensidad de la vivencia ha sido fuerte, cuando la experiencia ha sido muy desagradable, esta se fija y se almacena en la memoria a largo plazo. El impacto emocional que provocan los acontecimientos traumáticos de esta envergadura, fragmentan la memoria emocional produciendo cambios en el cerebro. Según los expertos, traumas de esta índole rompen las redes de memoria, al podar ramificaciones de las neuronas. Por otra parte, parece ser que cuanto más sensibles somos a una experiencia, más aumenta la cantidad de detalles memorizados y la sensación de realidad que tendremos de dichos recuerdos. Los expertos hablan de “recuerdos destello” que son los que se producen cuando hay una gran elaboración y distintividad de la noticia y su contexto, y que suelen aparecer en los casos en los que en el acontecimiento traumático se cumplen dos características: el factor sorpresa y el factor impacto emocional causado sobre el individuo. En España, el profesor José María Ruiz-Vargas ha dedicado varios trabajos al análisis de este tipo de recuerdos.

Según diversos estudios (Basabe et al., 2002; Diener, Diener y Diener, 1995) la población de culturas como la estadounidense generalmente mantienen un estilo emocional de menor control y más expresivo que la población de otras culturas con la China. Los norteamericanos reportarían una alta deseabilidad a las reacciones emocionales y a mostrar y expresar sus sentimientos personales. Los chinos en cambio suelen mostrar una deseabilidad más baja de reacción emocional y mostrar menos reacciones subjetivas y expresivas de afecto, revelando un mayor control sobre sus emociones.

Otros estudios han revelado que la exposición a emisiones de TV y otros medios de comunicación intensifican las emociones sentidas ante hechos colectivos, como el 11-S (Ubillos, Mayordomo y Basabe, 2005).

Las expresiones emocionales no se aprenden. Sabemos que en el reconocimiento y manifestación de emociones juega un papel fundamental el hemisferio derecho del cerebro, lugar donde se localiza gran parte de la amígdala. Sin embargo, investigaciones recientes ponen de manifiesto que mientras unos estudios conceden un papel más relevante a las estructuras del hemisferio derecho, otros autores encuentran un procesamiento hemisférico diferencial de los estímulos emocionales, con el hemisferio derecho encargado del procesamiento de estímulos de contenido negativo y el hemisferio izquierdo de los de contenido positivo (Sánchez-Navarro y Román, 2004). 

Lo que sucedió minutos después de conocerse la noticia de los trágicos atentados se reflejó en los rostros de numerosos neoyorkinos. El estado emocional más generalizado fue el de estupor, el de asombro e incredulidad. Emociones que días después se irían transformando en casos de pánico y miedo. También los ciudadanos fueron cambiando inconscientemente la percepción de lo ocurrido al irse mezclando lo vivido durante ese día con lo escuchado o lo visto en televisión, reescribiéndose en la memoria lo ocurrido de una forma diferente. La memoria perceptiva se mezcló con la semántica, con la emocional y con la episódica, entrelazándose entre sí y surgiendo un nuevo recuerdo sobre tal acontecimiento.
Pero, ¿cómo fueron las reacciones inmediatas de los neoyorkinos tras enterarse o presenciar las consecuencias de tal barbarie?

Algunos estudios sobre el 11-S (Ubillos, Mayordomo y Basabe, 2005) han puesto de manifiesto que las reacciones emocionales mostradas más comunes fueron las de tristeza y hostilidad, más que las de miedo. Concretamente la atmósfera emocional estuvo caracterizada principalmente por tristeza/pena, la tríada de hostilidad (disgusto/asco, cólera/enojo, desprecio) y en menor medida el miedo/ansiedad. También han confirmado que las personas simultáneamente proyectaron y percibieron a los otros como más impactados emocionalmente, produciéndose un sesgo de proyección social  (“mis emociones son las típicas de todos”) y  de mayor control  (“yo tengo más control emocional”).

Las fotografías que aparecen a continuación fueron tomadas personalmente de una de las proyecciones permanentes (donde está permitido hacerlo) del Museo Memorial 9/11 de Nueva York. En dicha proyección aparecen imágenes de las reacciones de gente anónima que se encontraba en la calle presenciando lo que estaba ocurriendo.

Entre esas imágenes, podemos apreciar que lo que están viendo u oyendo les genera estrés y aparecen auto-adaptadores para intentar mitigar ese estrés. Entre esos gestos adaptadores resultan especialmente significativos los que se llevan a cabo como mecanismos de negación de la realidad para tratar de disminuir ese estrés (taparse los ojos).
  
En muchos casos, la palma de la mano se deposita en la cara tapando la boca, lo que denota estrés, preocupación y horror por lo que están contemplando.




Las manos sobre la frente o la cabeza denotan desesperación, irritabilidad o temor, pero también concentración en sus propios pensamientos ante el problema.




Manos tocando la garganta denotan angustia y malestar. También aparecen gestos en  una actitud dudosa frotándose la barbilla, o de valoración de lo que está ocurriendo. La mano en la barbilla es una mano interrogativa, probablemente froten la barbilla porque no saben realmente qué está pasando, o por qué está pasando (“yo me pregunto por qué…”), y también por la irritación del momento. 

 Las manos tocando los labios denotan preocupación, estrés o ansiedad ante tales acontecimientos.


 Los adaptadores de manos con presión sobre la cara denotan preocupación y horror.

Si nos adentramos en un análisis más pormenorizado de las expresiones faciales, podemos contemplar fundamentalmente expresiones de miedo:

-       Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): propio en gestos de tristeza y miedo (también en sorpresa)
-        Descenso y contracción de las cejas (UA 4): propio en gestos de miedo, ira, tristeza y asco
-       Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa, ira y adicionalmente en los de miedo
-        Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
-        Separación de los labios (UA25)
-    Descenso de la mandíbula con apertura de boca (UA27): típico en gestos de miedo y adicionalmente en los de miedo

Otras Unidades de Acción que aparecen en la fotografía son:
-          Cabeza hacia arriba (UA53)
-          Movimiento de ojos arriba y a un lado (UA68)

Expresiones de miedo y sorpresa  (gestos de asombro):

-         Elevación de la parte interior y exterior de las cejas (UA1+UA2)
-         Elevación del párpado superior (UA5): suele aparecer en gestos de ira, miedo o sorpresa
-       Separación de los labios (UA25): suele aparecer en los gestos de miedo y adicionalmente en los de ira y asco
-        Descenso de mandíbula y apertura de la boca (UA27): suele aparecer en gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
-         Adicionalmente mirada hacia la izquierda (UA61)
-       Parte inferior del rostro (mujer) no decodificable (UA76), aunque se intuye apertura de boca (UA25)

Gestos de sorpresa y miedo, fundamentalmente identificados por:

-          Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
-          Separación de los labios (UA25)
-          Descenso de la mandíbula y abertura de la boca (UA27)

Gestos de tristeza y miedo, principalmente identificados por:

-      Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): propio en gestos de tristeza, miedo o sorpresa
-     Elevación de las mejillas y reducción de la abertura palpebral (UA6): propio en alegría y asco y adicionalmente en gestos de tristeza
-      Leve caída de mandíbula (UA26): suele aparecer adicionalmente en gestos de ira, miedo o asco
-      Mirada fija (UA69)
-      Parte inferior del rostro no decodificable (UA72)

Gestos de Sorpresa y miedo:

-         Elevación de la parte interior y exterior de las cejas (UA1+UA 2)
-        Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa o ira y adicionalmente en los de miedo
-         Separación de los labios (UA25): propio en gestos de miedo y alegría (y adicionalmente en ira y asco)
-     Descenso de la mandíbula y abertura de la boca (UA27): propio en gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
-          Posición: Cabeza hacia arriba (UA53)
-          Mirada hacia arriba (UA63)

Gestos de miedo y sorpresa:

-    Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): prototípico en miedo, sorpresa y tristeza
-   Elevación de la parte exterior de las cejas (UA2): propio en gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
-  Elevación severa del párpado superior (UA5D): propio en gestos de sorpresa o ira y adicionalmente en los de miedo
-     Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
-     Separación de los labios (UA25)
-  Descenso de la mandíbula abriendo la boca (UA27): propio en gestos de sorpresa y adicionalmente en miedo
-      Mirada fija (UA69)

Gestos de tristeza e ira contenida:

-       Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): propio de la tristeza (también aparece en miedo y en sorpresa)
-          Descenso de cejas (UA4): en ira, tristeza y miedo (también en asco)
-          Elevación del párpado inferior y reducción de la abertura palpebral (UA7)
-          Dilatación de las fosas nasales (UA38)
-          Mirada fija (UA69)
-       Labios: (UA,s en correspondencia con la ira) probablemente labios tensos (UA23), juntos y apretados (UA24) o separados (UA25), pero al no ser visibles codificaríamos como UA76.

Expresiones de miedo, asco y angustia:

-          Elevación de la parte interior de las cejas (UA1)
-          Elevación leve del párpado superior (UA5B)
-          Elevación leve a pronunciada del labio superior (UA10B): suele aparecer en gestos de ira  o de asco
-          Remarque del pliegue naso-labial (UA11)
-          Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo
-          Posición de cabeza levemente hacia arriba (UA53)
-          Mirada a la izquierda (UA61)
-          Mano sobre el pecho (angustia)

Tristeza, miedo y asco:

-     Elevación parte interior de las cejas (UA1): suele aparecer en gestos de tristeza, miedo y sorpresa
-          Remarque del pliegue naso-labial (UA11): suele aparecer adicionalmente en gestos de tristeza
-          Descenso leve del labio inferior (UA16B): suele aparecer adicionalmente en gestos de asco
-          Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo y adicionalmente en ira y asco
-          Descenso del mantón (UA26): suele aparecer adicionalmente en gestos de miedo, ira o asco
-          Adicionalmente posición de cabeza hacia adelante (UA57)
-          Mirada hacia abajo (UA64): suele aparecer adicionalmente en gestos de tristeza

Expresiones de miedo y tristeza:

-     Elevación parte interior de las cejas (UA1): típico del miedo, tristeza y sorpresa
-     Desplazamiento de la comisura de la boca hacia atrás y arriba (UA12): suele aparecer en gestos de miedo y también de alegría
-   Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo (aunque también de alegría)
-    Mirada hacia abajo (UA64): suele aparecer adicionalmente en gestos de tristeza
-    Mirada fija (UA69)

Expresiones de sorpresa y tristeza:

-         Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): típico en gestos de miedo, tristeza y sorpresa
-        Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa o ira y adicionalmente en los de miedo
-         Descenso de la comisura de los labios, que incluso pudieran estar temblorosos (UA15): propio de la tristeza y adicionalmente en asco
-        Probablemente apertura de boca con descenso de mandíbula (UA27): típico en sorpresa. Al no estar visible la parte inferior de la cara codificaríamos como UA7
-         Mirada fija (UA69) 



Puedes ver una  galería fotográfica completa sobre la barbarie del 11 de septiembre en http://www.history.com/topics/9-11-attacks/pictures/911-world-trade-center.

         Si vas a hacer uso de alguna de estas fotografía debes citar debidamente el blog y la fuente original de donde se obtuvieron dichas fotografías.

Mi agradecimiento al Prof. Cristian Salomoni por la retroalimentación aportada.


BIBLIOGRAFÍA
Basabe, N., Páez, D., Valencia, J., González, J. L., Rimé, B., & Diener, E. (2002). Cultural dimensions, socio-economic development, climate and emotional hedonic level. Cognition and Emotion, 16, 103–126.

Diener, E., Diener, M., & Diener, C. (1995). Factors predicting the subjective well-being of nations. Journal of Personality and Social Psychology, 69, 85-864.

Ekman, P., & Friesen, W. V. (1978). Facial Action Coding System. Palo Alto: Consulting Psychologists Press.

Ekman, Paul (Ed.). (1973). Darwin and facial expression; a century of research in review. New York: Academy Press.

Fernández-Abascal, E. G., & Chóliz, M. (2001). Expresión facial de la emoción (cuadernos de la UNED). Madrid: UNED.

Ruíz-Vargas, J. M. Trauma y memoria: hacia una explicación neurocognitiva. Revista de psicología general y aplicada: Revista de la Federación Española de Asociaciones de Psicología, ISSN 0373-2002, Vol. 59, Nº. 1-2, 2006, págs. 37-70.

Sanchez-Navarro, J. P., & Román, F. (2004). Amigdala, corteza prefrontal y especializacion hemisferica en la experiencia y expresión emocional. Anales de psicología, 20(2), 223-240


Ubillos, S., Mayordomo, S., & Basabe, N. (2005). Percepción de Riesgo, reacciones emocionales y el Impacto del 11-M. Revista de Psicología Social, 20, 257-416.

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