Los brutales y trágicos atentados
del 11-S, en los que 19 terroristas suicidas secuestraron cuatro aviones para lanzarlos
contra las Torres Gemelas del World Trade Centre, en Nueva York , así como
contra el Pentágono y el Capitolio (este último estrellado en campo abierto
gracias al enfrentamiento de los pasajeros y tripulantes con el
comando terrorista), en Washington, causaron la muerte de unas 3000 personas y
produjeron más de 6000 heridos.
Esos 19 terroristas suicidas
debían tener enturbiado el cerebro y el espíritu por las alteradas mentes de
sus “maestros”. Matar a más de 3.000 inocentes no puede tener una explicación
racional, escapa a la razón, a la moral, al sentido de la justicia y a la
condición de seres humanos. Los motivos por los que lo hicieron, desde luego,
no deben estar basados en la reflexión racional ni en el sentido ético. El
fanatismo, el odio, el rencor o el adoctrinamiento religioso, podrían estar
entre esos motivos; pero está claro que ese tipo de motivos atentan contra la
razón, contra los principios y valores propios de la convivencia y contra la dignidad
humana.
Afortunadamente, no guardamos en
la memoria todo lo que sucede a nuestro alrededor. Pero, cuando la intensidad
de la vivencia ha sido fuerte, cuando la experiencia ha sido muy desagradable,
esta se fija y se almacena en la memoria a largo plazo. El impacto emocional
que provocan los acontecimientos traumáticos de esta envergadura, fragmentan la
memoria emocional produciendo cambios en el cerebro. Según los expertos,
traumas de esta índole rompen las redes de memoria, al podar ramificaciones de
las neuronas. Por otra parte, parece ser que cuanto más sensibles somos a una
experiencia, más aumenta la cantidad de detalles memorizados y la sensación de
realidad que tendremos de dichos recuerdos. Los expertos hablan de “recuerdos
destello” que son los que se producen cuando hay una gran elaboración y
distintividad de la noticia y su contexto, y que suelen aparecer en los casos
en los que en el acontecimiento traumático se cumplen dos características: el factor sorpresa y el factor impacto emocional causado sobre
el individuo. En España, el profesor José María Ruiz-Vargas ha dedicado varios
trabajos al análisis de este tipo de recuerdos.
Según diversos estudios (Basabe
et al., 2002; Diener, Diener y Diener, 1995) la población de culturas como la
estadounidense generalmente mantienen un estilo emocional de menor control y
más expresivo que la población de otras culturas con la China. Los
norteamericanos reportarían una alta deseabilidad a las reacciones emocionales
y a mostrar y expresar sus sentimientos personales. Los chinos en cambio suelen
mostrar una deseabilidad más baja de reacción emocional y mostrar menos
reacciones subjetivas y expresivas de afecto, revelando un mayor control sobre
sus emociones.
Otros estudios han revelado que
la exposición a emisiones de TV y otros medios de comunicación intensifican las
emociones sentidas ante hechos colectivos, como el 11-S (Ubillos, Mayordomo y
Basabe, 2005).
Las expresiones
emocionales no se aprenden. Sabemos que en el reconocimiento y manifestación de
emociones juega un papel fundamental el hemisferio derecho del cerebro, lugar
donde se localiza gran parte de la amígdala. Sin embargo, investigaciones
recientes ponen de manifiesto que mientras
unos estudios conceden un papel más relevante a las estructuras del hemisferio derecho,
otros autores encuentran un procesamiento hemisférico diferencial de los
estímulos emocionales, con el hemisferio derecho encargado del procesamiento de
estímulos de contenido negativo y el hemisferio izquierdo de los de contenido positivo (Sánchez-Navarro y Román, 2004) .
Lo que sucedió minutos
después de conocerse la noticia de los trágicos atentados se reflejó en los
rostros de numerosos neoyorkinos. El estado emocional más generalizado fue el
de estupor, el de asombro e incredulidad.
Emociones que días después se irían transformando en casos de pánico y miedo.
También los ciudadanos fueron cambiando inconscientemente la percepción de lo
ocurrido al irse mezclando lo vivido durante ese día con lo escuchado o lo
visto en televisión, reescribiéndose en la memoria lo ocurrido de una forma diferente.
La memoria perceptiva se mezcló con la semántica, con la emocional y con la
episódica, entrelazándose entre sí y surgiendo un nuevo recuerdo sobre tal
acontecimiento.
Pero, ¿cómo fueron las reacciones
inmediatas de los neoyorkinos tras enterarse o presenciar las consecuencias de
tal barbarie?
Algunos estudios sobre el 11-S
(Ubillos, Mayordomo y Basabe, 2005) han puesto de manifiesto que las reacciones
emocionales mostradas más comunes fueron las de tristeza y hostilidad,
más que las de miedo. Concretamente la atmósfera emocional estuvo caracterizada
principalmente por tristeza/pena, la tríada de hostilidad (disgusto/asco,
cólera/enojo, desprecio) y en menor medida el miedo/ansiedad. También han
confirmado que las personas simultáneamente proyectaron y percibieron a los
otros como más impactados emocionalmente, produciéndose un sesgo de proyección social (“mis
emociones son las típicas de todos”) y
de mayor control (“yo tengo más
control emocional”).
Las fotografías que aparecen a
continuación fueron tomadas personalmente de una de las proyecciones permanentes
(donde está permitido hacerlo) del Museo Memorial 9/11 de Nueva York. En dicha
proyección aparecen imágenes de las reacciones de gente anónima que se
encontraba en la calle presenciando lo que estaba ocurriendo.
Entre esas imágenes,
podemos apreciar que lo que están viendo u oyendo les genera estrés y aparecen
auto-adaptadores para intentar mitigar ese estrés. Entre esos gestos adaptadores
resultan especialmente significativos los que se llevan a cabo como mecanismos
de negación de la realidad para tratar de disminuir ese estrés (taparse los ojos).
En muchos casos, la
palma de la mano se deposita en la cara tapando
la boca, lo que denota estrés, preocupación y horror por lo que están
contemplando.
Las manos sobre la frente o la cabeza denotan desesperación, irritabilidad o temor, pero también concentración en sus propios pensamientos ante el problema.
Manos tocando la garganta denotan angustia y malestar. También aparecen gestos en una actitud dudosa frotándose la barbilla, o de valoración de lo que está ocurriendo. La mano en la barbilla es una mano interrogativa, probablemente froten la barbilla porque no saben realmente qué está pasando, o por qué está pasando (“yo me pregunto por qué…”), y también por la irritación del momento.
Las manos tocando los labios denotan preocupación, estrés o ansiedad ante tales acontecimientos.
Los adaptadores de manos con presión sobre la cara denotan preocupación y horror.
Si nos adentramos en un análisis
más pormenorizado de las expresiones faciales, podemos contemplar
fundamentalmente expresiones de miedo:
Puedes ver una galería fotográfica completa sobre la barbarie del 11 de septiembre en http://www.history.com/topics/9-11-attacks/pictures/911-world-trade-center.
- Elevación de la parte interior de las cejas (UA1):
propio en gestos de tristeza y miedo (también en sorpresa)
- Descenso y contracción de las cejas (UA 4): propio en gestos de miedo,
ira, tristeza y asco
- Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa,
ira y adicionalmente en los de miedo
- Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
- Separación de los labios (UA25)
- Descenso de la mandíbula con apertura de boca (UA27): típico en gestos
de miedo y adicionalmente en los de miedo
Otras Unidades de Acción que aparecen en
la fotografía son:
-
Cabeza hacia arriba
(UA53)
-
Movimiento de ojos
arriba y a un lado (UA68)
Expresiones de miedo
y sorpresa (gestos de asombro):
- Elevación de la parte interior y exterior de las cejas (UA1+UA2)
- Elevación del párpado superior (UA5): suele aparecer en gestos de ira,
miedo o sorpresa
- Separación de los labios (UA25): suele aparecer en los gestos de miedo
y adicionalmente en los de ira y asco
- Descenso de mandíbula y apertura de la boca (UA27): suele aparecer en
gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
- Adicionalmente mirada hacia la izquierda (UA61)
- Parte inferior del rostro (mujer) no decodificable (UA76), aunque se
intuye apertura de boca (UA25)
Gestos de
sorpresa y miedo, fundamentalmente
identificados por:
-
Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
-
Separación de los labios (UA25)
-
Descenso de la mandíbula y abertura de la boca (UA27)
Gestos de tristeza
y miedo, principalmente identificados por:
- Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): propio en gestos de
tristeza, miedo o sorpresa
- Elevación de las mejillas y reducción de la abertura palpebral (UA6):
propio en alegría y asco y adicionalmente en gestos de tristeza
- Leve caída de mandíbula (UA26): suele aparecer adicionalmente en
gestos de ira, miedo o asco
- Mirada fija (UA69)
- Parte inferior del rostro no decodificable (UA72)
Gestos de Sorpresa
y miedo:
- Elevación de la parte interior y exterior de las cejas (UA1+UA 2)
- Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa o
ira y adicionalmente en los de miedo
- Separación de los labios (UA25): propio en gestos de miedo y alegría
(y adicionalmente en ira y asco)
- Descenso de la mandíbula y abertura de la boca (UA27): propio en
gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
-
Posición: Cabeza hacia arriba (UA53)
-
Mirada hacia arriba (UA63)
Gestos de miedo
y sorpresa:
- Elevación de la parte interior de las cejas (UA1):
prototípico en miedo, sorpresa y tristeza
- Elevación de la parte exterior de las cejas (UA2): propio en gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
- Elevación de la parte exterior de las cejas (UA2): propio en gestos de sorpresa y adicionalmente en los de miedo
- Elevación severa del párpado superior (UA5D): propio en gestos de
sorpresa o ira y adicionalmente en los de miedo
- Alargamiento de la comisura de los labios (UA20)
- Separación de los labios (UA25)
- Descenso de la mandíbula abriendo la boca (UA27): propio en gestos de
sorpresa y adicionalmente en miedo
- Mirada fija (UA69)
Gestos de tristeza
e ira contenida:
- Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): propio de la
tristeza (también aparece en miedo y en sorpresa)
-
Descenso de cejas (UA4): en ira, tristeza y
miedo (también en asco)
-
Elevación del párpado inferior y reducción de la abertura palpebral
(UA7)
-
Dilatación de las fosas nasales (UA38)
-
Mirada fija (UA69)
- Labios: (UA,s en correspondencia con la ira) probablemente labios
tensos (UA23), juntos y apretados (UA24) o separados (UA25), pero al no ser visibles
codificaríamos como UA76.
Expresiones de miedo,
asco y angustia:
-
Elevación de la parte interior de las cejas (UA1)
-
Elevación leve del párpado superior (UA5B)
-
Elevación leve a pronunciada del labio superior (UA10B): suele
aparecer en gestos de ira o de asco
-
Remarque del pliegue naso-labial (UA11)
-
Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo
-
Posición de cabeza levemente hacia arriba (UA53)
-
Mirada a la izquierda (UA61)
-
Mano sobre el pecho (angustia)
Tristeza, miedo y asco:
- Elevación parte interior de las cejas (UA1): suele aparecer en gestos
de tristeza, miedo y sorpresa
-
Remarque del pliegue naso-labial (UA11): suele aparecer adicionalmente
en gestos de tristeza
-
Descenso leve del labio inferior (UA16B): suele aparecer adicionalmente
en gestos de asco
-
Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo y
adicionalmente en ira y asco
-
Descenso del mantón (UA26): suele aparecer adicionalmente en gestos de
miedo, ira o asco
-
Adicionalmente posición de cabeza hacia adelante (UA57)
-
Mirada hacia abajo (UA64): suele aparecer adicionalmente en gestos de
tristeza
Expresiones de miedo
y tristeza:
- Elevación parte interior de las cejas (UA1): típico del miedo,
tristeza y sorpresa
- Desplazamiento de la comisura de la boca hacia atrás y arriba (UA12):
suele aparecer en gestos de miedo y también de alegría
- Separación de los labios (UA25): suele aparecer en gestos de miedo
(aunque también de alegría)
- Mirada hacia abajo (UA64): suele
aparecer adicionalmente en gestos de tristeza
- Mirada fija (UA69)
Expresiones de sorpresa y tristeza:
- Elevación de la parte interior de las cejas (UA1): típico en gestos de
miedo, tristeza y sorpresa
- Elevación del párpado superior (UA5): típico en gestos de sorpresa o
ira y adicionalmente en los de miedo
- Descenso de la comisura de los labios, que incluso pudieran estar
temblorosos (UA15): propio de la tristeza y adicionalmente en asco
- Probablemente apertura de boca con descenso de mandíbula (UA27):
típico en sorpresa. Al no estar visible la parte inferior de la cara codificaríamos
como UA7
- Mirada fija (UA69)
Puedes ver una galería fotográfica completa sobre la barbarie del 11 de septiembre en http://www.history.com/topics/9-11-attacks/pictures/911-world-trade-center.
Si vas a hacer uso de alguna de estas fotografía debes citar debidamente el blog y la fuente original de donde se obtuvieron dichas fotografías.
Mi agradecimiento al Prof. Cristian Salomoni por la retroalimentación aportada.
Mi agradecimiento al Prof. Cristian Salomoni por la retroalimentación aportada.
BIBLIOGRAFÍA
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J., González, J. L., Rimé, B., & Diener, E. (2002). Cultural dimensions, socio-economic
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Ruíz-Vargas, J. M. Trauma y memoria: hacia una explicación
neurocognitiva. Revista de psicología general y aplicada: Revista de la
Federación Española de Asociaciones de Psicología, ISSN 0373-2002, Vol. 59, Nº.
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hemisferica en la experiencia y expresión emocional. Anales de psicología,
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Ubillos, S., Mayordomo, S., &
Basabe, N. (2005). Percepción de Riesgo, reacciones emocionales y el Impacto
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